Un hombre sencillo
En el Festival de Jazz de Vitoria de 1994 tuve la oportunidad de fotografiar por primera vez a Joe Henderson. Podría decir que fue también mi "estreno" con una figura mítica del Jazz, una de esas personalidades que te erizan un poco el vello cuando las ves a través del visor de la cámara porque se agolpan en la memoria tantas fotografías, tantos discos, tantos carteles y tantos artículos en revistas. Le acompañaban Bheki Mseleku (p), George Mraz (cb) y Al Foster (bat), en un concierto absolutamente genial. Pero además de la calidad de la actuación, me sorprendió la sencillez y la tranquilidad de Mr. Henderson. Todo fluía con una facilidad pasmosa, sin aspavientos ni ninguna clase de salidas de tono. Probablemante ese primer contacto comenzó a dar forma a una idea que durante estos últimos 20 años me ha acompañado: las verdaderas grandes estrellas del Jazz son sencillas y amables, las "flores de un día" tienden a ser complicadas y hasta "espinosas"...
Dos años después, en el Jazzaldia de 1996, pude ver actuar de nuevo a Joe Henderson. Acompañando a un cronista de la revista norteamericana Jazz Times, entré en backstages y, tras fotografiarles juntos, estreché la mano de Mr. Henderson. Recuerdo su sonrisa y la amabilidad con que nos recibió. Desde entonces, cada vez que toca enfrentarse a los caprichos o malos humores de algún artista, pienso en Joe Henderson y en su mano tendida...